martes, 2 de agosto de 2011

Capítulo 1: A pretty face

Hoy he vuelto a intentar sacar el tema de mis deseos de ser músico, obteniendo la misma respuesta de siempre: mi madr llorando, mi padre diciendo que soy la deshonra de la familia y mi hermana en silencio, a pesar de que ella defiende mi postura.
Me llamo Frank, tengo dieciséis años y vivo en un poblado "Amish" en el cual, al igual que en el resto de los poblados de este estilo, nos está prohibido tocar música, lo cual es mi sueño. Llevo recibiendo clases de guitarra por parte mi hermana Fátima, al igual que ella en su día las recibió, a escondidas. Ella tiene diecisiete años y cumplirá los dieciocho en breve.

Cada día me levanto y cuento los días que faltan para mi dieciocho cumpleaños, ya que cuando llegue esta fecha podré dejar mi actual hogar y convertirme en "la deshonra de mi familia". Mi hermana lo es todo para mí. ella fue la que me descubrió el mundo de la música, me hizo ver la ambición que sentía por ella, y la verdad, es una de las únicas cosas que merecen la pena en mi vida, eso y haber conocido a Michael, el menor de los hermanos Way. Antes de él nació Gerard, un chico problemático metido en el tema de las drogas y el alcohol, por el cual le prohibieron la entrada y cualquier tipo de comunicación con los habitantes de nuestro poblado hará una semana.

Gerard tiene un rostro pálido y regordete, el pelo negro un poco ondulado por las puntas, con flequillo recto y unos penetrantes ojos verdes. Resumiendo, es casi lo contrario que su hermano, no solo personalmente, si no en cuanto a físico también. Mikey tiene los ojos pardos, el pelo castaño clao cn destellos dorados, su rostro adopta más color que el de Gerard y es bastante más alargado y esbelto.

Muchas de las personas que se fueron nunca han vuelto, y yo seguramente no vuelva, a no ser que mi visión de mi futuro cambie, lo cual considero imposible. ¿Por qué iba nadie a querer quedarse en un micromundo prehistórico y rudimentario apartado de la sociedad?

Se oye un ruido, mi hermana abre la puerta y se sienta a mi lado en la cama.
-Frank, voy a ir a dar un paseo por la colina, ¿vienes?
-Claro, me vendrá bien despejarme.

Salimos hacia el verde paisaje, para poder tumbarnos en la hierba y hablar de planes de futuro y de cómo sería la vida cuando ella se fuera.

-Te voy a extrañar mucho, hermana.
-Y yo a tí.- Me dijo con nostalgia.
-Bueno, ¿qué tal os va a ti y a Michael?- Dije tratando de cambiar de tema, sin ésito alguno.
-Bastante bien, él también dejará el poblado.Será agradable que cuando nos casemos no se tenga que dejarse barba.¿Y tú,te dejarás barba cuando te cases?
-Yo no quiero casarme. Prefiero estar soltero, vivir mi vida sin tener que convivir con nadie que me diga cómo hacerlo.
-Pero el amor es bonito. Algún día encontrarás a alguién que te haga feliz con el que quieras compartir el resto de tus días.
-No creo que encuentre a ese alguién nunca. No le gusto a nadie.
-No digas eso, a mi me gustas tal y como eres. ¿ Me oyes? No cambies nunca.

Soy un chico bajito para mi edad. Tengo el pelo castaño y los ojos verdes. Soy tímido, apenas tengo amigos y tengo un buen puñado de enemigos. Son los chicos de la escuela, me dejan de lado, no les gusto aunque no me conocen. Aquí soy el único que hace sus tareas solo. Fátima sería la única que me podría ayudar pero no dejan a las mujeres juntarse con los hombres.

Me paré a pensar en aquello de "el amor es bonito" buscando el sentido en esas palabras. Nunca me había sentido atraído por nadie, de la misma forma que era imposible que alguien lo hubiera estado por mí. Cuando iba a preescolar todos los niños tenían sus respectibas novias, claro está, todos menos el margindo de Frank.

Fuimos camino a casa, ya había anochecido, y estabamos canasados. Caminaba a paso lento, cabizbajo, observando cómo mis pies pisaban pesadamente esquibando la maleza.